Páginas

lunes, 28 de noviembre de 2011

Gimnasia mejoró, pero no le alcanzó (1-2)

Acumuló la octava derrota consecutiva. El verdugo fue Almirante Brown, un equipo prático y contundente.


Siempre pasa algo. Pero el resultado es el mismo: derrota. Gimnasia, que estrenó técnico en la calurosa tarde de ayer, sufrió su octavo traspié consecutivo. Esta vez el verdugo fue Almirante Brown, un equipo práctico y contundente, ya que llegó con peligro en tres ocasiones y festejó en dos. ¿Qué más se puede pedir? Los 200 hinchas de la “fragata” que recorrieron 1.700 kilómetros disfrutaron a lo grande en el estadio “23 de Agosto”.


José Luis Calderón apostó sus mejores fichas al ataque. Con un enganche definido, Jorge Luna, que por momentos se transformó en punta y dos delanteros de área, Marcos Pirchio y Juan Arraya, salió a intimidar al rival.


Sin embargo, no logró tal objetivo. Es que en la zona central, más allá que Leonardo Ferreyra se movió como un “doble cinco”, fue la visita quien manejó mejor el sector.


De todas maneras, las ganas del “lobo” se tomaron con el conformismo de Brown. Todo fue bastante chato. Es más, sólo se contabilizaron dos jugadas de riesgo. Luna habilitó a Pirchio, pero el ex Estudiantes definió mal. Y al final Cisterna desbordó por izquierda y de primera García pateó al arco, pasando a centímetros del palo derecho de Crivelli.


En el complemento, el trámite varió a partir del golazo de Hernán Ortiz. El central recuperó una pelota en mitad de cancha y sacó un zapatazo de 30 metros para inflar la red.


Los nervios se adueñaron de todos en el local. También los hinchas hicieron sentir su bronca, pidiendo que “se vayan todos...” y apuntándole también a la Comisión Directiva.


Luna no pudo ser el nexo, algo que derivó en que los avances terminaran con un “bochazo” para los puntas. Predecible y aburrido.


El propio “Semilla” tuvo en sus pies la oportunidad más clara con un zapatazo que el arquero Gastón Losa pudo despejar. En el rebote también se lució. Increíble.


Eso sí, el equipo jujeño había perdido el orden y estaba expuesto al cachetazo, algo que Brown capitalizó. García salió rápido, cruzó el balón a Cisterna, quien llegó hasta el fondo y mandó el centro. García, solo por el medio, gritó el segundo y liquidó el pleito.


Crivelli evitó el tercero y en la acción siguiente, Pirchio -con la ayuda de un rival- puso el merecido descuento.
Magno pateó cruzado, salvando sobre la línea Ortiz, y después fue Luna quien no pudo con el “enorme” Losa, a esta altura la figura de la cancha.


Y sobre el final, el “Uno” le ahogó el grito de Triverio, que había ganado en lo alto y cabeceó solo.


La imagen de un Gimnasia yendo al frente con todo quedará en la retina, pero el árbol no debe tapar el bosque. Para frenar la caída libre no es necesario ganar, sino empatar. Es verdad que cuando se sale pensando en el puntito, lo más factible es que se vuelva a caer. Pero también es cierto que cuando no se puede ganar, como lamentablemente le viene sucediendo al “lobo”, no hay que perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lobomentarios